Existe un mito sobre que los complejos vitamínicos dan más hambre pero, ¿esto es cierto? Hoy en nuestro blog te contamos los usos de estos suplementos y cómo pueden influir o no en el apetito.
¿Hambre o apetito?
El hambre se corresponde con la sensación visceral o ganas de comer ocasionados por la necesidad de nutrientes, en cambio, el apetito es ese impulso instintivo que te lleva a satisfacer un deseo determinado.
Hambre y saciedad son el resultado de complejos procesos en los que intervienen el sistema nervioso, digestivo y hormonal.
¿Qué hay de cierto?
La fatiga es un síntoma común a diversas patologías y situaciones fisiológicas como la falta de algún determinado nutriente que nos puede llevar a atravesar un estado de ánimo de apatía lo que podría hacernos perder el apetito. Si fuera este el origen de los motivos que te han llevado a consumir un complejo vitamínico, podría explicarse que al recuperar el ánimo recuperes también el apetito.
Por otro lado, las vitaminas no aportan calorías por lo que en este aspecto no debes preocuparte.
¿Cuándo están indicadas las vitaminas?
Las vitaminas son necesarias para el organismo pero en cantidades muy pequeñas. Hay situaciones fisiológicas y etapas en la vida como el embarazo, lactancia materna, crecimiento, menopausia o senectud; y otras, como el ejercicio intenso, tabaquismo o diversas patologías que pueden hacer que tus requerimientos de algunas (no de todas) vitaminas se vean incrementadas. En estos casos, podrías necesitar un aporte extra como complemento a tu dieta que debe ser prescrito y supervisado por un facultativo.
¿Sabes qué pueden producir toxicidad?
Es cierto que un aporte insuficiente de alguna vitamina produce un cuadro específico de su carencia conocido como hipovitaminosis, como es el caso de la vitamina D que provoca raquitismo en niños y osteomalacia en adultos.
Esta situación revierte con la administración de la vitamina en cuestión, pero algunas de ellas si se consumen en exceso pueden acumularse en tu organismo (hipervitaminosis) y resultar tóxicas, lo que es muy difícil que ocurra sólo con la alimentación habitual. Las vitaminas que más preocupan son las liposolubles (A, D, E y K) que se acumulan en los depósitos grasos del organismo.
Lo que no debes olvidar
- Es necesario hacer pruebas analíticas específicas para confirmar una deficiencia de micronutrientes.
- La cantidad de vitaminas y minerales es muy variable de un tipo de suplemento a otro.
- A lo que hay que añadir también las cantidades contenidas en los alimentos que consumes.
- Sin dejar atrás las de aquellos alimentos que han sido fortificados en algún nutriente como pueden ser cereales de desayuno o productos lácteos.
La mejor elección
Una dieta variada y equilibrada compuesta sobre todo, por abundantes frutas y hortalizas frescas y de temporada, leche, pescado, legumbres y frutos secos junto con huevos y carnes de forma moderada sin olvidarte de una adecuada hidratación, son suficientes para garantizar la ingesta recomendada de vitaminas y minerales en condiciones de salud normales.
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